¡Por fin me decido a tener blog propio! Técnicamente es fácil, incluso para un advenedizo en estas lides como yo. Sin embargo, hasta ahora me había frenado el hecho de pasar a formar parte de ese grupo de dudosa honra que forman los "uno más". Pero la seducción de la palabra me ha resultado irresistible. Palabras que tal y como aparezcan, desaparecerán. No tienen viso de durabilidad. Ni lo pretendo. Aún así, ese instante merecerá la pena.
¿A qué tema o temas dedicaré este blog? Resulta difícil de anticipar. Será una aventura que no podré desvincular de quién soy, de lo que hago, de las personas y realidad que me tocan vivir: Nuevo Testamento, iglesia, sociedad, bautistas, educación, teología, libros… de todo un poco, incluso mirar a otros blogs.
De varias maneras, la palabra es mi forma de vida; pero por encima de todo, la Palabra encarnada, Jesucristo, es quien da forma a mi vida. Ante la Palabra eterna y perfecta, mis escritos serán no más que palabras contadas.
¿A qué tema o temas dedicaré este blog? Resulta difícil de anticipar. Será una aventura que no podré desvincular de quién soy, de lo que hago, de las personas y realidad que me tocan vivir: Nuevo Testamento, iglesia, sociedad, bautistas, educación, teología, libros… de todo un poco, incluso mirar a otros blogs.
De varias maneras, la palabra es mi forma de vida; pero por encima de todo, la Palabra encarnada, Jesucristo, es quien da forma a mi vida. Ante la Palabra eterna y perfecta, mis escritos serán no más que palabras contadas.
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