viernes, 29 de noviembre de 2013

ELISABET SUÁREZ, PREMIO DIACONÍA 2013


Una de las premiadas en la Gala Diaconía 2013 es una buena amiga. Eso es importante para mí, pero en sí no tiene mayor trascendencia. Pero por encima de todo, Elisabet Suárez, es amiga de los más necesitados. Es su llamamiento y vocación cristiana. No conozco situación a la que Eli no haya prestado atención. Siempre se interesa por los casos de carestía, que la persona sea ayudada, que perciba el amor de Dios en manera práctica y útil. Durante mis años en la presidencia de la Comunidad Bautista de Madrid la he vista actuar sin descanso. No había horas no excusas. Bastaba con mencionarle una necesidad para inmediatamente oírla decir: 'déjame que lo mire'. No hacía falta más. Lo suyo no es actuar porque tiene un cargo. Es más, celebrándose ahora 20 años de la formación del Ministerio de Obra Social de la Comunidad Bautista de Madrid se puede afirmar que lo que se hizo entonces fue dar nombre a lo que ya estaba ocurriendo. No surgió Eli para el cargo, sino el cargo para Eli. Lo mismo reparte bocadillos y una taza de caldo a indigentes en la calle, que busca muebles para una familia que los necesita, como  te organiza un proyecto de atención para niños de Chernobil o consigue una ambulancia o un quirófano de un hospital público de Madrid y los envía a Camerún. 

Algunos dicen que es algo anárquica en su forma de trabajar. Puede ser. No sabe estar quieta ni esperar si hay una necesidad, y siempre va por delante de institucionalismos y otros formalismos. Yo he trabajado con ella con efectividad y eficacia. Supo hacer equipo y el equipo supo dejarla hacer. Un privilegio cooperar con ella. 

No quiero dejar de mencionar a mis paisanos andaluces también premiados en la Gala, la MISIÓN EVANGÉLICA URBANA DE SEVILLA. ¡Enhorabuena!

Finalmente, merece la pena leer la excelente ponencia presentada en la Gala por el pastor y pensador Dr. Emmanuel Buch, presidente del Consejo Evangélico de Madrid:

DIACONÍA 'TRIFÁSICA'

1. DIAKONÍA DEVALUADA. Decía el profeta Gabriel Celaya que la poesía, la palabra, es una arma cargada de futuro. Pero también se dice que las armas las carga el diablo. Lo cierto es que las palabras no son inocentes. Quienes las nombran y defienden aún menos. UN ejemplo doloroso es la manipulación que ha sufrido el concepto de "diakonía" a manos de perezosos morales, profetas de la mínima ética mínima que gobierna este tiempo, en un proceso devaluador de su significado e implicaciones. SEGUIR LEYENDO EN ALENAR

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